martes, 12 de mayo de 2015

En la cola…                   Lema: Me toca a mí                  

Entré en el supermercado con premura, necesitaba unas cuántas cosas, la fui seleccionando y poniéndolas en el carrillo de ruedas.

Al llegar a la caja, había una cola que por un momento me dieron ganas de desistir, pero en fin, tardaría casi lo mismo o más, de volver atrás. Llegaría a mi cita con el tiempo justo.

Había una pareja con un niño delante de mí, el cuál pataleaba, reclamando algún capricho que los padres no estaban dispuestos a darle.

Llegó una anciana y pidió por favor, pasar antes de su turno, pues estaba cansada y no podía estar demasiado rato en pie, yo no supe qué decir, pero el niño con lágrimas en los ojos y enfadado, contestó rápidamente; - ¡Me toca a mí…!

-      Bueno, bueno, chiquitín, no te pongas así, esperaré un poco. Los padres como si no oyeran nada, siguieron charlando entre ellos.

- ¡Pase delante de mí, un rato más no me importa! – le dije.

Me sonrió: - ¡Ah gracias señora, se lo agradezco! Y me susurró:

-      ¡Hay que ver, que poca educación hay hoy día, no sé dónde vamos a llegar…!


MarinoDuende 11_05_2015


El jardinero

Ella escribía en un papel:
¡Te quiero! ¡Gracias a ti, he sobrevivido a aquel accidente de coche de hace seis años, aunque quedé en un sillón de ruedas, tengo que agradecerte poder moverme hoy y andar aunque sea con bastón.
-          - Tu constancia.
-        - Tus cuidados, sin enfadarte nunca, cuando yo me irritaba y decía que no podía.
-         - La capacidad de arreglar cualquier artilugio para que yo pudiera hacer cosas más fácilmente.
-        -  Tú lógica para darme razones sobre mi vida, que querías verme contigo a que me hubiese ido para siempre.
-      - Tú forma de darme ánimo, de leerme cuando a mí no se me entendía aun lo que hablaba y decías: - ¡Lo    conseguirás, mientras tanto intenta escribir lo que sientes! Eran garabatos porque tampoco tenía fuerza en  mis manos, pero lo decías tan de verdad, que yo me lo creía todo.
-          -Tu fuerza para sobrellevar durante seis años ya, ésta contrariedad pues todo nos cambió, pero tú les decías   a tus hijas… no os preocupéis,  yo la atenderé.
-         - Tu amor.
 t    -Tus besos diarios, lavándome, peinándome, pintándome mis uñas…diciéndome guapa cada día. 
    - El hacer las cosas con agrado sin quejas, no sé cómo has tenido tanta paciencia, mi amor. Hoy puedo moverme y hacer algunas cosas por mi cuenta, no todas pero a principio hasta me dabas de comer, así que para mí pasito a paso he ido con tu ánimos recobrando bastante, pues no esperaba nada   
      ¡Gracias Enrique!  
      ¡Te quiero! 
S   Su marido hizo una pausa en el arreglo del jardin y se acercó hasta el porche, se quitó el sombrero y lo dejó caer en un sillón de mimbre vacío. 
La besó apretándola y vio el papel y dijo:
-          -  ¡Cariño cada vez escribes mejor que yo! Iré a por un té y mientras leemos lo que has escrito. 
       Ya mismito vengo.
Ella le siguió con la mirada, para ella era el mejor hombre del mundo y el amor de su vida.



DuendeMarino 21_07_2014
Pintura de Alex Alemani


La Junta…             “Me toca a mí”

Desde mi asiento observaba a cada uno de los miembros allí reunidos y los temas a tratar, unos oían, otros callaban, y algunos exponían su opinión con pasión o enfadados.

Yo admiraba al duende que presidia aquel encuentro, pues las decisiones que adoptaba eran muy razonables y enriquecedoras para nuestra comunidad, y me preguntaba: ¿Cómo sabía la medida adecuada para cada problema y que todos le obedecerían?

Gaudí, se me quedó mirando de pronto y me dijo:
-          Y ¿tú qué opinas Garabato, sobre esto?
Yo le miré sorprendido y dije: - ¿Me toca a mí?

Él rió a carcajadas.
-          ¿Por qué no? eres un miembro más de este grupo. Veo que asistes atento a todas las citas y me gustaría saber lo que piensas.

Sin hacerme de rogar contesté:
 - Pienso que tenemos que seguir ayudando a los humanos, haciendo nuestra labor de siempre, cambiando las cosas de lugar y haciendo trastadas que no esperan, para hacerles reflexionar en su comportamiento para con la naturaleza y el prójimo. Eso sí, sin dejarnos ver, ni pensar lo qué harían... De nuestro proceder depende nuestra supervivencia y la de ellos.

A Gaudí, le brillaron los ojos y sonrió:
-          Una respuesta inteligente Garabato ¡Gracias!
Pues sí, aunque a veces no nos guste la irresponsabilidad de los humanos, tenemos que hacer valer nuestras estratagemas para que piensen que el mundo no es solamente de ellos.

Marino Duende_ 11- 05 – 2015

(251 palabras)