jueves, 22 de mayo de 2014

miércoles, 21 de mayo de 2014

Sin nombre
DuendeMarino 01_01_2014

Recuerdo que dormía plácidamente junto a mis hermanos y mi madre, no sé cómo llegué a un lugar oscuro, después me dejaron caer en un sitio frío y extraño.
Vagué durante horas y pasé la noche tiritando de frío y con hambre. Se hizo de día y de pronto un chico reparó en mí, se acercó y me dejé coger. Dijo “a ver ¿qué hago contigo, preciosa?”, me guardó dentro de su pecho y allí al calor me quedé dormida. No sé cuánto tiempo pasó, cuando me sacó fuera de él, me sorprendí al ver las caras alrededor mirándome.
Una mujer le gritaba al chico:
-          ¡Ni hablar, ni lo pienses, José. Ahora mismo te lo llevas y lo sueltas de nuevo en el campo, no me falta más que esto.
-          El chico decía: “¡Pero, chacha, si es preciosa y está coja, ¿no te da lástima? Si la dejamos se puede morir. ¡Anda ponle un poco de leche que está hambrienta, seguro que se portará bien y no verás un ratón en tu casa.
-          ¡Qué no te digo, ya hay veces que tengo que deshacerme de  crías de conejos, pero nos dan de comer, pero ¡un gato!, ni loca…
Una niña me trajo leche, la cual me supo a gloria y después de tiras y aflojas, la mujer se resistía a que me quedase en casa, las niñas me acogieron con tanto cariño, que ella cedió y me fui haciendo un hueco en aquella familia.
Crecí y me puse linda, con mis ojos verdes, rubia, negra y la parte de la panza blanca, cuando salía los gatos me dejaban preñada, pero no sé qué ocurría con mis crías que desaparecían nada más parirlos. Me llaman todos “la gata” y ratones no había conmigo allí.
Sí era muy feliz en aquella casa, mi ama me ponía en el sitio más calentito de una cuadra que tenía más pequeña, y no me faltaba de comer, estaba muy lustroso mi pelo y mi cuerpo. Merodeaba en la casa de al lado, porque la vecina se dejaba la ventana abierta y el pescado allí a mi alcance, pues me pegaba unas comilonas. Luego discutían entre ellas, la vecina que me iba a envenenar un día, y mi ama le decía que no se dejase la ventana abierta.
A veces me metía bajo la mesa camilla y eran tantos pies, que la cola alguna vez se metió en el brasero y salía pitando a apagármela yo sola. Y alguna noche me quedaba dentro de la casa y amanecía encima de la cama de las niñas, tan calentita y mimada.
Hoy he comido pescado otra vez casa de la vecina, pero me siento mal, no paro de vomitar y me ha costado llegar hasta mi lugar, estoy muy cansada.
¡A ver si se me pasa!




martes, 20 de mayo de 2014

Cenicienta…


Cenicienta tiene ahora 75 años y se encuentra al final de una feliz vida con su marido, el Príncipe, que ya ha muerto.
Pasa sus días en el porche de su casa, sentada en una mecedora, observando el mundo con su gato Bob sobre las rodillas, feliz.

Una bella tarde, de en medio de una nube, aparece de pronto el Hada Madrina.
Cenicienta le pregunta:
- Querida hada madrina, después de todos estos años, que haces aquí?
La madrina responde:
- Cenicienta, desde la última vez que nos vimos, has vivido una vida
ejemplar. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? ¿Algún deseo que te pueda conceder?
Cenicienta esta confundida, alegre y roja de emoción. Después de pensar un poco, murmura: 'Me gustaría ser inmensamente rica'.
En un instante, su vieja mecedora se vuelve de oro. Cenicienta esta
impresionada. Su fiel gato Bob se sobresalta, y se aleja de la mecedora.
Cenicienta grita: '! Gracias Madrina!' El Hada Madrina dice: 'No hay de qué.
¿Qué te gustaría como segundo deseo?'.
Cenicienta baja la cabeza, mira las huellas del
tiempo en su cuerpo, y dice:
'Me gustaría ser joven y bella de nuevo'.
Casi instantáneamente, ella se encuentra con su belleza de antaño.
Cenicienta empieza entonces a sentir cosas de las que casi no se acordaba:
apasionamiento, ardor,...
El Hada Madrina dice entonces: 'Te queda un último deseo. ¿Qué quieres?'
Cenicienta mira a su pobre gato asustado y dice: 'Quiero que transformes
mi pobre gato en el más bello joven'.
Por arte de magia, Bob se transforma en magnifico hombre, tan bello que
los pájaros no pueden evitar dejar de volar y caer al suelo al mirarlo.
El Hada Madrina dice: 'Felicidades, Cenicienta. Disfruta de tu nueva
vida'.
Y parte rápida como una centella.
Durante unos instantes mágicos, Cenicienta y Bob se miran tiernamente.
Entonces Bob avanza hacia ella, la toma entre sus musculosos brazos y le murmura cálidamente al oído: 
"¿ A que te arrepientes de haberme castrado, hija de la gran...?
Foto y escrito de Internet


Breves apuntes sobre la utilización de la palabra 'polla' 

Me he hecho amigo de un irlandés que se llama Harry. Harry lleva dos años viviendo en la costa granadina y hace todo lo posible por aprender español. Entra a trapo en casi todas las conversaciones en las que le dejan intervenir y dice que lo lleva bien, pero que le cuesta mucho entendernos a los granadinos: bien porque nos comemos la mitad de las palabras o bien porque utilizamos la palabra ‘polla’ en multitud de expresiones que él no llega a entender. 
Yo me he propuesto ayudarle y darle unas cuantas lecciones. 

Mira Harry, le dije el otro día, en primer lugar tienes que saber la procedencia del que utiliza esa palabra malsonante. Tanto la tenemos en la boca –la palabra, me refiero– que se ha convertirse en nuestra muletilla favorita, introducida ya en nuestro acervo popular. 

Así que, por ejemplo, si oyes en la playa que alguien dice:
 «Se pué saber aónde pollas habéis dejao el ‘Marca’?», puedes decir, tate, ese es de Graná.   Sin embargo, si hay uno que emplea la conjunción ‘ni’ antes de la palabra en cuestión, ese, sin duda, es de Jaén. Ejemplo: « ¿Os venís al chiringuito ni pollas?». 

A veces, Harry, la traducción literal no significa lo que el hablante quiere expresar. Así si alguien te dice «me vas a chupar la polla!», no significa que te esté pidiendo relaciones sexuales, sino que lo tienes harto y que lo que acabas de decir no es de su gusto. 

Tienes que tener cuidado Harry, que con el verbo ‘tocar’ dependerá del tiempo en que esté conjugado para tener acepciones diferentes:
Así el presente indica molestia o hastío (me toca la polla), el reflexivo significa vagancia (se tocaba la polla), pero el imperativo significa que lo que acabas de decir es una tontería (¡tócate la polla!).

 Lo mismo sirve en una apuesta («Si no gana el Madrí esta noche me corto la polla»), que en una amenaza a alguien («Como no me pagues lo que me debes te corto la polla»). Claro que eso no significa que eso se vaya a llevar a cabo porque si no todos los granadinos estaríamos ahora mismo sin nuestro órgano más preciado. 

Asimismo, cuando va precedida de una entonación de desidia o dejadez, significa que lo que se ha oído es algo que no merece explicación (¡Mira que la polla….!) 

Por otro lado, Harry, depende del artículo con el que va precedida puede igualmente significar una cosa u otra. Si por ejemplo dices « ¡Y una polla!», significa que rotundamente no estás de acuerdo con algo.     Pero si dices « ¡Y la polla…!», es que vas a hacer algo a regañadientes. Cuando lo estás haciendo y estás ya harto, es fácil que digas: «Estoy hasta la polla» Cuando alguien se quiere negar con rotundidad a hacer algo es frecuente que exclame: «No me sale de la polla».

  También tiene connotaciones de desprecio: «Me importa una polla» ó «me suda la polla», según sea invierno o verano. 

Entre admiraciones tiene un significado valorativo, bien porque te ha gustado mucho una cosa (¡es la polla!) o bien porque no te ha gustado al haber un desbarajuste tremendo («¡esto es la polla!»). 

Si te estás bañando y preguntas cómo está el agua, uno que no sea de por aquí puede decir que está buena o de puta madre, pero nosotros decimos: «De pollas». 

Si la palabra va condimentada con ácido acético, significa que algo carece de valor, no tiene importancia o tú no se la quieres reconocer: «Esto son pollas en vinagre». 

Y si alguien que se está comiendo una espeto coge una sardina y dice «esta es ‘pa’ mi polla», no quiere decir que se la vaya a echar a su pene, sino que se la va a comer él. 

Y cuando hay uno que se cree muy listo o superior en cualquier competición o deporte, suele decir con cierta ufanía: « ¡Soy la polla!». 

Si oyes, Harry, que alguien dice de otro que «tiene una polla que se la pisa», no significa que tenga el miembro viril muy largo, sino que esa persona es muy lenta, muy vaga o tiene mucha pachorra. 

Igualmente si va por delante con el sufijo ‘a’ puede tener una acepción muy distinta. Así se dice ‘apollardao’ cuando se piensa que una persona está en la inopia o no se entera de nada. 

Por otra parte, Harry, ‘polla’ es una palabra que en plural y dicha reiteradamente en una única frase se puede sustituir por cualquier otra en un contexto sin que se altere el resultado final del discurso que se quiere dar. (Aquí le conté a Harry la anécdota de un antiguo alcalde de Motril que cuando se enteró de que su equipo de gobierno estaba conspirando contra él en un asunto importante, los llamó a todos y les dijo: «Mirad, me he enterado que estáis de pollas, dejaros de pollas vayamos a pollas». No tuvo que decir más, todo el mundo entendió de lo que estaba hablando y el mensaje final. 

También le dije a Harry que es frecuente esa reiteración de la palabra para reafirmar un malestar. Y le conté lo de ese granadino que cuando le pararon en la aduana para registrarle por si llevaba droga, muy cabreado dijo:     ¡Qué pollas, de pollas ni pollas!) 

Mi amigo Harry espera con estas lecciones mías y una buena dosis de paciencia ir enterándose poco a poco de todos los significados de nuestra palabra y muletilla preferida. –Es muy fácil, ya lo verás. - Esto lo aprendes tú a polla floja –le dije.


Escrito de Internet.




lunes, 19 de mayo de 2014

“ Relajación”
(Un largo baño de espuma…)


Se despidió y cortó la comunicación. Que cansada estaba, los niños minaban su energía, sí que el trabajo le llenaba y lo hacía con agrado, necesitaba relajarse.

Un largo baño de espuma es lo que necesitaba, música suave, ambiente especial y se puso manos a la obra. Se desnudó y se miró al espejo, todos les decían que tenía un cuerpo de modelo, curvas de infarto, los compañeros e incluso algunas amigas habían coqueteado con ella… bueno ella disfrutaba de su sexualidad, cómo algo natural que era.

Le hacía ilusión estrenar la bañera, con hidromasaje y yacusi, se sumergió poco a poco, sentía el calor del agua en su piel, se colocó cómodamente y la música sonaba suave y agradable. Sintió el relax, cerró los ojos y se dejó llevar por el momento.

El agua empezó a burbujear y sentía en su espalda el masaje, en sus pies…

Oh, aquello era la gloria, no oyó ruido alguno, pero sí que notó cómo la acariciaban unas manos recorriendo cada milímetro de su piel, ella se dejó llevar decidida a tomar todo el placer posible, quería que aquello durara lo necesario para disfrutar al máximo.

Sintió los dedos entre sus muslos, abriéndose paso a su punto de disfrute, y se dejó llevar hasta marearse de goce, la boca le succionaba sus pezones...se dejaba llevar en un oleaje de satisfacción.
No quería abrir los ojos, porque igual estaba soñando y se resistía a despertarse en aquellos momentos, estaba centrada totalmente en la espuma, que subía y bajaba con movimientos suaves en su cuerpo, el agua tenía su temperatura justa.

Sintió cómo le succionaban los dedos del pie y más tarde la boca fue subiendo más arriba buscando el botón de su delicia,  lamiéndole hasta el deleite, y se perdió en aquel baño de éxtasis.
Duende Marino

19_05_2014
Foto Internet